Una joven pareja entró en el mejor comercio de juguetes de la ciudad. Ambos se entretuvieron mirando los juguetes alineados en las estanterías. Había de todo tipo. No llegaban a decidirse. Se les acercó una dependienta muy simpática.
- "Mira", le explicó la mujer. "Tenemos una niña muy pequeña, pero estamos casi todo el día fuera de casa y, a veces, hasta de noche."
- "Es una cría que apenas sonríe", continuó el hombre. "Quisiéramos comprarle algo que la hiciera feliz, algo que le diera alegría aún cuando estuviera sola"
- "Lo siento", sonrió la dependienta con gentileza. "Pero aquí no vendemos padres."
Cuántos niños y niñas han tenido que crecer sin la compañía y la guía de un padre o de una madre, y hasta quizás de ambos.
Algunos, como la niña del cuento, porque sus padres no tienen tiempo y se la pasan trabajando, cambian la felicidad de su hija por dinero. Otros porque sus padres los abandonan; el papá la mayoría de veces, la mamá (muchas veces adolescente) porque necesita vivir su vida y su hijo(a) le demanda mucho tiempo y decide dejárselo a sus abuelos y así muchos casos más.
¿Qué sucede cuando estos niños crecen sin una figura paterna o materna, sin una familia, a veces a la sombra de un pariente o un padrastro maltratador o abusador?
¿Qué sucede cuando las prioridades están volteadas, torcidas, equivocadas?
Los hijos que Dios nos da son parte de la bendición que Él nos concede, son una herencia del Señor. No son una carga económica, ni una presión sobre nosotros. Tenemos que amarlos y educarlos, enseñarles a ser buenos ciudadanos y hacerles partícipes de todas las cosas buenas que Dios nos ha dado.
Los hijos necesitan de sus padres, necesitan que estos los guíen, los amen, los aleccionen, los instruyan y los disciplinen.
Los niños cuyos padres se desentienden de ellos, aquellos a los que les falte dirección, o que les falte amor, normalmente cuando van creciendo se vuelven rebeldes e irrespetuosos.
Efesios 6:4 dice:
Hoy es "normal" ver en la calle y escuchar en las noticias, jóvenes en la delincuencia, en las drogas, sin valores, faltos de disciplina. Algunos son "de casa", que llegan de provincia a estudiar en las universidades de las capitales del país, y en el primer fin de semana después de clases los ves en bares y discotecas, fumando yerba y embriagados.
Jóvenes de 16 y 17 años que terminan borrachas y drogadas, cayendo en las manos de cualquier aprovechado que termina acostándose (abusando) con ellas.
Mientras sus padres, allá en su pueblo, creen que sus hijos están en buen camino, que por solo ser "juiciosos" están libres de cualquier tentación.
No pueden estar seguro de ello, sino les inculcaron valores y principios cristianos.
Como padre y madre pidele a Dios sabiduría para guiar y educar a tus hijos, corrígelos, disciplínalos, no dejes que caigan en la perdición.
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Estoy seguro que muchos de ustedes se identificarán con situaciones como estas, de vivencias de hace muchos años, de circunstancias parecidas o similares que nos tocó vivir.
Un niño de 8 añitos, cuyo padre había fallecido, veía como el esfuerzo de su madre, trabajando doble turno, no les alcanzaba para lo necesario.
Sin embargo, lo que faltaba en lo material lo compensaba el amor y la unidad familiar.
En días cercanos a la celebración del Día de la Madre, el niño pensaba que no era justo no tener nada que darle a su madre de regalo, tanto que ella se sacrificaba por ellos, por lo menos se merecía un detalle de su parte. Pasaba por las calles del comercio y veía en las vitrinas las cosas que le gustaría comprarle a su mamá pero no tenía cómo.
Al caer la noche, triste, apesadumbrado y con la intención de regresar a su casa, ve en su camino una moneda en el piso que brillaba en la oscuridad. La recoge, se devuelve hacia las tiendas que había visto hace unos momentos, entra a la primera que ve, se acerca a la vitrina para preguntarle a la vendedora para que le alcanzaba esa moneda. Entristece de inmediato, cuando le dicen que allí no podía comprar nada con una sola moneda.
Sale de la tienda y se da cuenta que al frente hay una floristería, con la esperanza de que allí la moneda sí le alcanzará para un regalo, entra y le pregunta al dueño del negocio:
"Señor, ¿qué puedo comprar con esta moneda? ¿Me alcanza siquiera para una flor?"
El propietario se le acerca y le dice:
"Espérame aquí un momento, iré a ver para qué te alcanza esa moneda"
Al rato, el dueño regresa con un ramo de rosas rojas con su lazo plateado.
"Ahora si me puedes dar la moneda. Justo tenía esta oferta y valen lo que tienes ahí. Menos mal que llegaste justo a tiempo."
El niño le da las gracias, le paga, se despide y sale brincando de alegría.
Más tarde, el dueño de la floristería le cuenta a su esposa lo sucedido:
"Imaginate que esta mañana antes de abrir, sentí un impulso por guardar una docena de rosas para un obsequio especial, no sabía porqué, pero lo hice. ¿Y sabes qué? Antes de cerrar el negocio, un niño entró con la intención de comprarle una flor a su mamá con una sola monedita que traía. Y ese niño era como yo hace muchos años, cuando no tenía nada con que comprarle un regalo a mi madre. Pero hoy entendí que esa corazonada vino de Dios para que yo le diera esas rosas a ese niño, que él se fuera feliz y que también hiciera feliz a su mamá"
Muchos de nosotros, cuando llegan fechas especiales, nos sentimos presionados para darle un regalo a nuestros familiares, y está bien que así sea, si tenemos la manera, la facilidad para hacerlo.
Pero sin ser la fecha especial de nada, qué tal si le damos algo a alguien que no es de tu familia, a alguien que jamás hayas visto, a alguien que tenga una necesidad, tenderle la mano comprandole los que nos ofrecen en la calle (pulseritas, almanaques, lápices, libros para colorear, etc.) sin regatearles el precio, sin pedirles descuento.
Que mala costumbre tenemos que a personas humildes les pedimos descuento por lo que ofrecen, y su necesidad hace que cedan con tal de ganarse algo.
Mateo 25:40 dice:
Te invito en estos tiempos de necesidad de mucha gente a ayudar, a apoyar, a regalar, a dar de lo poco o mucho que tengas, hazlo de corazón, libre de cualquier intención y Dios que está en los cielos lo verá.
A continuación la canción que les comparto en el día de hoy:
Ayer les compartí una nueva fábula, la de la oruga y la mariposa, espero que la hayan disfrutado, solo que le puse un nombre diferente a mi mensaje, se llama: El mundo es para los valientes.Recuerda el 3-3-3 😉, 3 horas de escritura, 3 minutos de lectura y 3 segundos para compartir.
Pero hoy solo traigo un mensaje de consuelo para una amiga ya que su papá falleció, sus últimos días no fueron los mejores, pero sin embargo, ella, su hija, se mantuvo al lado de él, oraba junto a él, le decía que pidiera al Señor perdón por sus pecados, que le entregara su corazón a Dios.
Cuando ella me informó de su fallecimiento, le pedí a Dios una palabra de esperanza, una palabra de aliento que le diera consuelo en estos momentos tristes.
Quiero compartir con ustedes la palabra que Dios me dió:
Así que, una promesa nos hace Dios:
Que así como Jesús murió y resucitó, así también hará con todos los que murieron en Él, con Cristo en su corazón. Y ellos, los que murieron antes que nosotros, se levantarán primero a la nueva vida, en el nuevo cuerpo celestial que Dios nos dará.
Esa es la palabra de aliento y de esperanza que Dios nos da.
Y estas dos canciones que comparto hoy son para tí Yenny...
Era una noche oscura y fría. Jorge bebía su café sentado en su sillón favorito en la sala de su casa, Su familia dormía y el reflexionaba tantas cosas que perdió la noción del tiempo. Eran las tres de la mañana. Llevó su taza vacía al lavaplatos y abrió la nevera para prepararse un refrigerio. Cuando cerró la puerta, vió junto a él a una figura muy conocida pero nada apreciada. La espectacular imagen le arrebato el sueño en un instante, lo miro fijamente y le dijo con voz tenue:
- Sabes bien a qué he venido?
- Si, lo sé, ya es hora. - respondió Jorge
La muerte confundida le dijo a su victima:
- ¿No vas a llorar? Todos lo hacen, se arrodillan y suplican, juran que serán mejores, ruegan por una oportunidad. ¿Tú por qué no?
Temeroso aún y con un nudo en la garganta, Jorge le respondió:
- ¿De qué me sirve? Nunca me darás otra oportunidad. Tu solo haces tu trabajo.
- Claro, solo hago mi trabajo. - Respondió la muerte.
- ¿Puedo despedirme de mi familia?. - Preguntó Jorge con ligereza, esperando recibir un sí.
- Tu has dicho que solo hago mi trabajo, yo no decido la hora ni el lugar, mucho menos los detalles, lo siento, poca gente piensa en su familia en vida, pero al llegar este momento todos piden lo mismo.
- ¿No lo entiendes?. - Dijo Jorge con tono de reproche - Yo perdí a mi padre cuando tenía 17 años y mi sufrimiento fue grande, mi hija menor tiene tan solo 7, dejame decirle que la amo.
- Tuviste 7 años para decírselo Jorge. Tuviste muchos días libres. Muchos cumpleaños, fiestas, muchos momentos en que pudiste decirle a tu hija que la amabas. ¿Por qué solo pensaste en tu hija, a propósito?
Contestando Jorge dice: - Mi hijo mayor no me creería ¿y mi esposa? a ella no creo que le interese si la amo o no, nos hemos distanciado tanto! Es una gran mujer y excelente madre, no la supe valorar. Como me arrepiento! Pero mi niña, no hay día que entre yo por la puerta y no esté ahí para recibirme con un beso.
- Deja de hablar ya, se hace tarde. - Dijo la muerte.
- Está bien, ¿sabes? Este momento hace que mucha gente haga conciencia de su vida, lastima que sea demasiado tarde.
Salieron ambos por el patio, un extraño tren aguardaba en la calle y lo abordaron.
- No todo es aburrido en la muerte, no te puedo decir lo que pasará. Pero te propongo que juguemos ajedrez para matar el tiempo 😁
Con una sonrisa y una lágrima Jorge dijo: - Qué curioso, creí que no tenías sentido del humor.
El juego se inicia, Jorge no se calmaba, aunque comenzó ganando, consiguió un alfil y un caballo, pero era obvio que eso no le agradaba. La muerte le preguntó:
- ¿A qué te dedicabas en tu vida Jorge?
- Soy... es decir, era un empleado en una fábrica de calzado.
- ¿Obrero?
- No, trabajaba en la administración.
- Ah, supongo que te encargabas de ver si algo faltaba en producto o en dinero.
- Si, en parte era así. No entiendo por qué a mí.
- ¿No entiendes qué Jorge? Ustedes teniendo tantas cosas que hacer se encierran en el trabajo, se olvidan de los sentimientos, no les importan los demás, se vuelven egoístas y violentos para que al visitarlos yo, la muerte, demuestren ternura, humildad, tristeza, miedo, incluso llanto. ¿Porqué esperar a que llegue yo si ya nada pueden hacer? No lo sé. No lo entiendo. En cambio yo soy como un simple peón, haciendo lo que debo hacer y nada más. Mientras ustedes, ustedes son dueños de su propia vida, capaces de decidir qué harán con ella y ¿para qué? si su peor decisión es desperdiciar su vida.
- Te creía más cruel. - Le dijo Jorge a la muerte.
El silencio reinó por un instante mientras Jorge ponía en jaque a la muerte. La muerte se queda mirando a Jorge y le pregunta:
- ¿Qué pensabas cuando te casaste Jorge?
- Ay, pensaba en ser felíz, formar una linda familia, formar parte de la sociedad.
- ¿Y lo lograste?
- Es broma ¿verdad? ¿Dónde me encontraste? Solo en mi cocina, durante la madrugada y te pedí despedirme de mi familia y pedirles perdón, es obvio que no lo hice, si hubiese mostrado más amor a mi familia la despedida no hubiera sido necesaria. - Ya las lágrimas se habían secado del rostro de Jorge y de pronto exclamó suavemente: - Jaque Mate
La muerte sonrió y dijo: - Felicitaciones Jorge me has ganado.
Suspiro Jorge y respondió: - Es una pena que no sirva de nada. No me importaba ganar, de todos modos ya estoy aquí, un simple juego de ajedrez no aleja mi mente de la familia, de mis hijos, de mi esposa.
Las lágrimas brotaron de nuevo en el rostro de Jorge, quien se cubrió el rostro con ambas manos y mientras el sollozaba, la muerte exclamó:
- Llegamos.
Jorge intentó calmarse y al abrir los ojos estaba de nuevo en su viejo sillón, se secó las lágrimas, eran las 6:45 de la mañana y en lugar de gritar "Estoy vivo!!!" como lo haría cualquier otro, salió al patio y dijo con una voz tenue mirando al cielo:
- Gracias Dios mío
Caminó de vuelta a su casa, entró a la habitación de su hija, la tomó en brazos y fue donde su hijo dormía, le hizo cosquillas en los pies y le dijo:
- Hijo despierta, es domingo.
- Ay papá, ¿me despiertas para decirme que es domingo?
- No hijo, los desperté para decirles que los amo.
Hoy quiero decirte que no esperes a que pasen muchas cosas, a tener que jugar ajedrez con la muerte, mucho menos a pedir más tiempo. Haz lo que tienes que hacer ahora y dile a tus seres queridos que los amas. Si estás cerca de Dios, cuando te toque irte te irás tranquilo, habrás cumplido tu misión.
Hagamos que nuestra vida juegue el mejor juego de ajedrez, tu familia.
La palabra de Dios dice en Gálatas 6:10 :
"Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe"