domingo, 12 de julio de 2020

Sácale filo a tu hacha!!!




Buscando en mi biblioteca digital encontré esta historia para contarles, me gustó mucho y por eso la tomé para ustedes, luego me di cuenta que han escrito mucho sobre ella, hay videos, hay blogs, hay audios algunos de superación personal, de autoestima, de espiritualidad, etc. Sin embargo, eso no me desanimó y aquí les traigo mi versión de los hechos 😇

Un muchacho andaba en búsqueda de trabajo, alguién cercano a él, queriendo ayudarle le dijo que en una zona del bosque habían instalado un campamento y que probablemente estaban necesitando personal. 

Sin dudarlo y confiando en su fortaleza física se dirigió hacia allá, al llegar preguntó por la persona encargada, la cual le recibió, lo entrevistó y finalmente lo contrató.

El joven comenzó a trabajar al día siguiente, llegó temprano y le asignaron una zona del bosque para que talara los árboles con un hacha que le suministraron.

Así que se dirigió hacia su zona y comenzó a talar, ese día fue felicitado por su gran rendimiento. Sin embargo, al segundo día solo logró hacer la mitad del día anterior. Un poco extrañado, porque le había dedicado el mismo esfuerzo, llegó el tercer día decidido a darle muy fuerte a su labor. No obstante a que hizo un enorme esfuerzo para igualar la cifra de árboles talados en su primer día, no llegó ni a la tercera parte de ese número.

Extrañado, agotado y un poco frustrado, se sentó en uno de los troncos recién derribados a lamentarse, cuando se le acerca el jefe y le pregunta:

Dime, ¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?

Cuál sería la sorpresa del joven leñador, que ensimismado en su labor y casi que enceguecido por dar el mejor rendimiento, había olvidado por completo afilar su hacha...

¿Ya afilaste tu hacha?

¿Cuál hacha? Me estarás preguntando.

En 1 Samuel 13:19-22 encontramos la siguiente historia:

19. Y en toda la tierra de Israel no se hallaba herrero; porque los filisteos habían dicho: Para que los hebreos no hagan espada o lanza.
20. Por lo cual todos los de Israel tenían que descender a los filisteos para afilar cada uno la reja de su arado, su azadón, su hacha o su hoz.
21. Y el precio era un pim por la rejas de arado y por los azadones, y la tercera parte de un siclo por afilar las hachas y por componer las aguijadas.
22. Así aconteció que en el día de la batalla no se halló espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl y con Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían. 
 
Esta es pues la estrategia del enemigo, dejarte sin hacha e incluso evitar que la afiles.

¿Cómo puedo entonces afilar mi hacha?

Tu hacha se afila a través de la oración, a través de estrechar tu relación con Dios, a través de afianzar nuestra comunión con Él.

El enemigo quiere que no tengas tiempo de orar, que no tengas tiempo de leer la biblia, que no tengas tiempo de congregarte.

Así que lo que debemos hacer está en la Palabra de Dios:

Mateo 6:6 - Oración

6. Más tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público
         

Daniel 6:10 - Tiempo

10. Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.

Josué 1:8 - Leyendo la Palabra de Dios

8. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

Romanos 10:18 - La Fe 

18. Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

 
Por último te invito a suscribirte a mi canal de YouTube, a compartir este mensaje (no falta quien lo esté necesitando en este momento) y a escuchar la canción que siempre te dejo aquí...





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