Se trata de aquel cuento del gusano, el capullo y la mariposa, ¿Ya lo recordaste? Como sabrás, este insecto pasa por un proceso de metamorfosis, palabra que significa: más allá de la forma anterior.
Pues para los que ya la olvidaron, los que nunca la han escuchado y los que quieran volver a escucharla, esta es la historia:
El hombre observó que forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño orificio en el capullo, hasta que llegó un momento en el que pareció haber cesado la lucha, pues aparentemente no progresaba en su intento. Semejaba que se había atascado. Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó al lado del orificio del capullo para hacerlo más grande y de esta manera por fin la mariposa pudo salir.
Sin embargo, al salir, tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.
El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraería al reducir lo hinchado que estaba. Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas... Nunca pudo llegar a volar.
Lo que el hombre, en su bondad y apuro no entendió, fue que la restricción de la apertura del capullo, y la lucha requerida por la mariposa para salir por el diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar"
¿Te imaginas que pasaría si Dios nuestro Señor nos otorgará de inmediato todo lo que le pidieramos? Que nos permitiera ir por la vida sin obstáculos, sin pruebas, sin dificultades que enfrentar.
¿Tú qué crees?
Pues nos convertiríamos en unos zánganos, unos atenidos, prácticamente unos inválidos. No desarrollaríamos habilidades de ningún tipo, ni espirituales ni materiales, no podríamos sortear ningún tipo de circunstancias, no tendríamos que esforzarnos para nada.
El camino más fácil para salir de las dificultades no nos hará mejores personas, mejores seres humanos. Mejor mujer o mejor hombre, NO.
Tal vez, por decisión propia hemos decidido coger las tijeras y facilitar el camino, para al final encontrarnos con un resultado que no es el esperado, que no nos llena de satisfacción y que muchas veces es infortunado.
Como el dinero fácil, el dinero mal habido, el torcido, la trampa, la estafa, el pasar por encima de los demás, la mentira, la traición, etc.
La palabra de Dios nos dice en Josué 1:9 lo siguiente:
Dios nos dice que debemos esforzarnos, que debemos ser valientes ante todas las circunstancias, que no temamos, que no tengamos miedo por que Él está ahí a nuestro lado, que no nos demos por vencidos. En ningún momento nos dice que la vida va a ser fácil, que siempre será un camino de rosas (sin espinas claro está).
Y así de esta manera nos convertimos en mejores personas, mejores seres humanos, vamos a aprender a valorar y a apreciar lo poco o mucho que obtengamos porque será fruto de nuestro esfuerzo.
En 2 Timoteo 2:5 dice:
Tu lucha debe ser legítima, debe ser basada en los valores y principios que nos inculca la palabra de Dios, hay que seguir las reglas.
Te invito a escuchar esta canción asociada con el tema de hoy.